La extraña casa de la heredera de los Winchester es el resultado de unos acontecimientos inexplicables. A las afueras de la ciudad de San José, sobre un terreno de 80 hectáreas, se está construyendo día y noche durante 40 años una increíble casa dirigida a albergar a los fantasmas de las víctimas de los fusiles familiares: Los fusiles Winchester. Sara Pardee, la heredera Winchester, no tiene ningún conocimiento de arquitectura, pero sí una inspiración muy especial y a un equipo de 22 excelentes carpinteros.
La joven Sara Pardee tiene 23 años cuando se casa con William Winchester, el hijo del inventor del famoso fusil a repetición. Cuatro años más tarde, da a luz a una hija que muere muy rápido. Y poco tiempo después, su marido también muere, éste de tuberculosis, dejándola sola. Sara hereda, sin embargo, una fortuna colosal. La joven Sara atribuye entonces sus desgracias sucesivas a una maldición. Para combatirla, consulta médiums y magos de toda América. Uno de ellos le explica que son las almas de los hombres matados por los funestos fusiles de su suegro que reclaman una reparación. Desde entonces Sara Winchester, siguiendo los consejos del mago, busca su redención construyendo día y noche durante 40 años una morada destinada a los fantasmas de las víctimas del Winchester.
Los trabajos van a ocupar día y noche y centenares de obreros. Sara, guíada por los espíritus, cada día reconstruye la casa: construye, cambia de opinión, hace demoler lo hecho, modificar construcciones continuamente,... A menudo los obreros se sienten desesperados al tener dificultad para comprender sus deseos. Pero los espíritus le dicen que la obra no debe paralizarse.
El número 13 atormenta a la joven. Las paredes tendrán siempre 13 tableros, las ventanas 13 cristales y las escaleras 13 escalones, a excepción de una única que en cuenta con 42. Cuando la casa alcanzó los 7 pisos, un terremoto la destruyó en parte. La catástrofe confirmó a Sara en sus convicciones. Y ella se empeñó en reconstruirla. Ella no abandona prácticamente nunca la obra y a menudo toma bruscas y curiosas decisiones. Así, percibiendo un día un rastro sospechoso sobre la pared de la bodega, hizo tapar la habitación y todo su contenido. Para atrapar a los fantasmas en la casa, ella crea laberintos extraños. Hay habitaciones que cierran otras habitaciones quienes a su vez abren otras habitaciones.
Escaleras que llevan hasta el techos, ascensores que conducen unicamente a pasillos ciegos, callejones sin salida. Engaños visuales que tiene como misión extraviar a los malos fantasmas mientras que los buenos disponen de las habitaciones mejor equipadas y dotadas de las más bellas chimeneas. El 4 de septiembre de 1922, después de una última sesión de espiritismo durante la cual ella recibe a unos fantasmas íntimos, Sara Winchester se apaga en su cama a la edad de 83 años.
Es su sobrina, Frances Mariot, quien hereda la propiedad extraña. Se encuentra con una casa de 160 habitaciones, de las cuales 30 están totalmente tapiadas, 47 chimeneas, 10.000 ventanas, decenas de escaleras que no llevan en ninguna parte, habitaciones multiformes que cierran otras, ascensores sin uso, laberintos de pasillos sin salida... Pero la casa parece extrañamente vacía.
Y abre la casa para que la visite el público. Pero los ruidos de martillazos que durante 40 años se escucharon en la mansión Winchester, ahora han sido reemplazados por ruidos de fantasmas. Cuando la casa está vacía de visitantes, se oyen fuertes portazos y también el crujir de los suelos. De hecho, la casa ha sido rebautizada como la casa del misterio.