Una historia muy estraña que la lei hace ya mucho tiempo atras cuando era niño, era de como en agosto de 1887, cerca de una población llamada Banjos, en España, unos campesinos vieron salir de una gruta a dos niños, un varón y una hembra de aspecto raro. Sus vestidos eran de un material desconocido por ellos y su piel presentaba un color verde como las hojas de los árboles. Los niños hablaban un idioma desconocido. Al parecer, especialistas que llegaron desde Barcelona intentaron si éxito identificar de qué idioma se trataba.

Fueron entregados en custodia a un juez local llamado Ricardo de Calno. Los sirvientes de este juez trataron en vano de quitarles el color verde pensando que era un maquillaje, pero cejaron en su intento después de darse cuenta de que era la verdadera pigmentación de su piel. Sus rasgos faciales presentaban un claro aspecto negroide con la diferencia de unos ojos rasgados tipo asiático. Por espacio de unos días les fueron presentados multitud de alimentos negándose a comer, excepto cuando les llevaron judías verdes que las tomaron de buen grado.

El niño falleció poco después, se supone que muy debilitado. La chica sobrevivió durante algunos años trabajando como sirvienta en casa del juez. El color de su piel se fue transformando en un tono mas claro hasta casi adquirir el color de la raza blanca. Con el tiempo aprendió un poco de español y fue capaz de describir el país de donde venia y cómo habían llegado al nuestro.
 
Dijo que llegaron de un país subterráneo donde no había sol, y vivían en un atardecer constante. Los niños carecían de páncreas y solo tenían un pulmón. La piel estaba compuesta de fibras desconocidas por la ciencia de la época. Según contaron, la iluminación de su mundo era mediante unas bolas solares que permitían crecer a las plantas. El mundo de donde procedían estaba separado del nuestro cientos de millones de km, habian llegado gracias a un aparato que por curiosidad en su mundo los transporto al nuestro, y no al mismo tiempo, sino que al pasado.